La cuarentena ha llegado para quedarse y ha traído con ella un tsunami de ideas de entretenimiento en forma de contenido. Ni una semana tras el anuncio de la cuarentena han tardado las redes en llenarse de opciones para combatir el aburrimiento.
Superados los primeros momentos de pánico, dónde lo que más abundaron fueron las comunicaciones acerca del parón por el COVID-19 de ciertas actividades y servicios; superada la campaña de #quédateencasa, al ser ya algo obligatorio bajo pena legal; parece que ahora es el turno de las revistas gratuitas, los lives compartidos 24/7, los festivales online y las visitas virtuales a museos.
Muchos han encontrado en este encierro y en el inevitable aumento del consumo de pantallas, una oportunidad para amplificar su contenido. Si veníamos de un escenario de saturación como consecuencia de la enorme cantidad de contenido producido en comparación a las horas que teníamos para consumirlo, la palabra infoxicación se va a quedar corta para lo que se viene.
¿Ha podido el ansia de no quedarnos fuera de la conversación a la reflexión y el sentido común? Puede que sí, pero quien diga que se lo imaginaba, miente. Esta es una es una situación que nos pilla totalmente de nuevas y por tanto, será inevitable el ir aprendiendo sobre la marcha.